La terapia láser puede ayudar a tratar las distensiones, los esguinces, el dolor articular, las enfermedades neuromusculares degenerativas y las afecciones inflamatorias causadas por la disminución del traumatismo o el drenaje linfático, la estasis circulatoria, así como las quemaduras, las fracturas y los hematomas. Como tratamiento no invasivo, la terapia láser puede aplicarse directamente en la zona en la que el paciente tiene problemas.
Con este procedimiento, los pacientes pueden evitar las agujas, los medicamentos y la cirugía.
Este tratamiento puede abordar las siguientes condiciones: