La mayoría de las veces, el dolor articular se presenta en forma de artritis, un problema de salud crónico y degenerativo que afecta tanto a las articulaciones como a los huesos. Esta afección es el resultado de la inflamación de las articulaciones y puede ser bastante dolorosa. Aunque a veces esta enfermedad se relaciona con la edad, en realidad puede ocurrir en cualquier momento de la vida de una persona.
Se trata de una enfermedad crónica, que provoca inflamación, rigidez y dolor intenso en las articulaciones. A veces, la enfermedad también puede alterar la estructura esquelética básica del paciente y disminuir su rango de movimiento. Los dos tipos principales de artritis son la artritis reumatoide (AR) y la osteoartritis (OA).
Las articulaciones tienen un tejido llamado «cartílago». Proporciona un cojín para conectar las articulaciones, siendo su función principal la de proteger la articulación y actuar como «amortiguador». Con el tiempo, el cartílago de una persona disminuye y se desgasta, aumentando así la fricción entre las articulaciones y causando dolor. La OA es el resultado de este «desgaste», mientras que la AR es un trastorno autoinmune. En el caso de los pacientes con AR, su propio sistema inmunitario está «atacando» el cartílago sin ninguna razón real. En el caso de la osteoartritis, la mayoría de los pacientes son mayores, mientras que en el caso de la artritis reumatoide, el paciente puede tener cualquier edad.
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